«Costa Rica ya despertó», dicen algunos engañados en redes sociales
Estar engañados no quiere decir tener mala intención, pero el no conocer cómo funcionan las redes sociales nos puede dar una falsa sensación de conocer bastante de un tema del que se es en realidad ignorante, y donde algunas personas, incluso bajo paga, generan mensajes que inducen al error y al desgaste psicológico de la población, además de producir fanatismos que pueden convertirse en gente peligrosa siempre sobre esa plataforma de falsa seguridad del creer «conocer».
Para entender mejor cómo se comporta un engañado, o sea, alguien que cree «saber», hay que ver lo siguiente: esta persona comienza a propagar mensajes erróneos, repetitivos, que inducen a un pensamiento encapsulado sin posibilidad del debate, incluso se altera si se le contradice.
Por tanto, toda posibilidad de intercambio de «saberes» con esa persona resultan en nulos.
Quizás esa misma persona, o cualquier otra, sostenga también el discurso de «ya la gente despertó». Pero para entender cómo sería el panorama de una Costa Rica despierta, sería porque de los 5,200,000 ciudadanos, en edad productiva (mayores de 18 años), al menos se requeriría que un 50% +1 estuvieran a favor o en contra de algo para decir con toda propiedad que ya el pueblo despertó.
Lo cierto es que dar tal afirmación es una mentira hoy en día. Lo que sucede es que esa persona toma tal afirmación de su percepción de las redes sociales y, los troles, son asiduos a elaborar toda clase de estrategias que le hace pensar a la gente que tienen «apoyo» y que Costa Rica por fin «despertó».
La realidad es otra, ya que los algoritmos llevan a los usuarios a habitar, literalmente, una isla virtual, donde se interactúa únicamente con personas que comparten sus intereses, y donde las personas que ahí se desenvuelven sólo van a recibir apoyo, es obvio, pues el algoritmo los puso juntos, de quienes comparten en esa isla.
Por ello, los live y grupos monotema, terminan pensando que tienen apoyo, y que si salen a las calles van a recibir apoyo. La verdad es que esto sólo produce agotamiento en estas personas que quieren luchar, con el gran error que confiaron en un sistema que nunca les va a generar el resultado deseado. De esta forma, toda posibilidad de lucha social y organización por redes sociales, o la gran mayoría, se vuelve infructuosa, pese a haber generado expectativa de éxito.
Por esta razón, para tener mayor alcance, los grupos de lucha no pueden ser monotema, o sea, no deben hablar de una sola razón de lucha. Para aumentar el alcance es necesario publicar diversidad de temas, además de entender que los comentarios también inducen al algoritmo a llevarlo a una isla u otra, en las cuales se perderán de vista en medio de un gran océano en donde habitan otras pequeñas islas también.
Por eso, en Costa Rica y el mundo, ninguna lucha social funciona desde las redes sociales, se termina siendo una minoría que difícilmente puede imponerse a una mayoría. Esto elimina no sólo la posibilidad de convocatoria real, sino que elimina la posibilidad de debate, siendo que las personas no se enteran de que existen grupos de lucha, excepto la gente que habita en las islas.
Esta es la razón por la que grupos políticos y grupos de interés económico pagan grupos de troles, para generar difusión de información, cosa que resulta imposible y poco ético para los grupos de lucha. En otras palabras, los grupos de lucha normalmente no cuentan con recursos económicos, por lo que su alcance sigue siendo munúsculo y en islas.
Sin embargo, las siguientes imagenes podrán darle una visión de que Costa Rica ya ha despertado otras veces, como en el Combo ICE, o con el Foro de Occidente que terminó convirtiéndose en el Foro Nacional, su trabajo fue más elaborado y más efectivo.
El Foro de Occidente se organizó contra la creación de peajes en la ruta 1, desde San Jose hasta San Ramón, creando reuniones presenciales en los salones comunales de cada comunidad afectada. En estas reuniones se capacitó a la población con referencia a la ruta 27, además de recaudar fondos para volantear casa por casa.
Por eso, cuando usted vea que alguien dice que Costa Rica «ya despertó», y no ve estas imágenes en los medios de comunicación, tampoco ve reuniones semanales en su comunidad con gente despierta, piense, analice, y entienda que estas personas no tienen malas intenciones, sólo que los algoritmos les hacen pensar que tienen apoyo y nada de oposición, cuando en realidad eso es sólo una percepción de la isla virtual donde los llevó el algoritmo. Así se despliega este ciclo una y otra vez.
Por eso, los medios de comunicación que sí dan voz al pueblo, requieren de apoyo económico. Siendo que publican diversidad de temas, es muy difícil para el algoritmo encapsularlos en una sola isla virtual, además de que al generarse excesiva información la gente busca que el medio respalde la fuente de información, de forma responsable. En este punto, no podemos olvidar que tambien existen los generadores de fakenews, que es otra estrategia que usan los troles y que colabora en esta mecánica de islas, entre otros.
Por eso, no entender que en la redes sociales hay miles de islas virtuales de interés, y que no se comunican entre ellas, es no entender que muchas personas no se han enterado de todo lo que en verdad sucede en el país.
Esa desinformación ciudadana sirve para que no se haga justicia, para que se saqueen las riquezas del Estado, y para que se generen muchos actos de corrupción sin que tan siquiera lleguen a conocerse. Además de generar fanáticos engañados sin capacidad de debate, con imposiciones ideológicas en contra de la paz social.
Sin embargo, quienes generan corrupción, invierten millones en la prensa canalla, para manipular la opinión pública, al pueblo. «Los de abajo» piensan que todo es gratis, no apoyan a los medios de comunicación que sí hacen bien las cosas. ¿No cree usted que es una lucha de perro amarrado contra tigre suelto?
El problema es que las consecuencias de esta situación afectan a todos los habitantes de Costa Rica sin importar las creencias de cada quien.
Y, ante este escenario, no habrá isla que nos salve.