Una noche del 6 de noviembre de 2011, el oficial Orozco estaba disfrutando de su tiempo libre cuando, como buen policía, recibió una solicitud de ayuda de unos ciudadanos.
Sin pensarlo dos veces, decidió intervenir y logró resolver la situación.
Días después, Deihivi iba camino a su casa y pasó a una soda de su pueblo para que le prepararan unos nachos.
Sin embargo, se llevó la sorpresa de ver a los hombres que detuvo ingresar al comercio. Lo buscaban para vengarse de su intervención.
Estos delincuentes llegaron con la intención de matar a Deihivi: Uno de ellos sacó un arma y le disparó en seis ocasiones, impactándolo varias veces en la cabeza.
Debido a su grave estado, fue llevado a la clínica más cercana, donde el médico solicitó su traslado al hospital Calderón Guardia. Pasó muchos días en coma, y su padre, Víctor Orozco, recuerda que los médicos le dijeron que sería difícil que sobreviviera.
«Yo hablé con Dios y le pedí que dejara vivir a mi hijo y así fue. Para asombro de los médicos, fue un milagro. Usé una bicicleta vieja y la adapté para que pudiera hacer terapia y mover sus pies, ya que no podía caminar ni mover los brazos.» menciona don Víctor.
Deihivi se recuperó y salió adelante. Sigue laborando en la Policía, pero en el año 2023 perdió a su esposa tras el nacimiento de su hija, lo que fue un golpe duro para este oficial, ya que tenía dos hijas más a su cargo.
Con apoyo de sus padres ha salido adelante. Sus hijas comentan que están orgullosas de su padre, quien es muy fuerte y siempre cuida de ellas.
«Él ha sabido manejar todo lo que ha vivido; la pérdida de nuestra mamá fue muy duro, pero papá nos ha hecho fuertes, igual que él. Lo amamos y lo admiramos.» expresa Keysha, su hija.


